(Fotos...)
Por lo pronto, llenaré con palabras el vacío: la primera fue tomada en un mega-supermercado en CHAMA, NM, cerca de la frontera con Colorado y unas 85 millas al noroeste de Taos. Paramos ahí sin haberlo planeado, después de estar en Farmington y visitar el Parque Nacional del Cañón del Chaco, fascinante, con ruinas indias.
Bueno, Chama es una miniatura, al pie de las Rocallosas (había nieve todavía, por supuesto) y a orillas del río Chama. Su mayor atractivo es un tren de vapor que hace un recorrido turístico a partir de abril hasta Antonito, Colorado, por el Paso de las Cumbres, a una altura de poco más de 10 mil pies, pasando por montaña, cañones y desierto de altura. Por nuestra parte, al salir de ahí rumbo a Taos, alcanzamos una altura mayor en la montaña....
Si bien Chama sólo tiene mil habitantes, el supermercado es gigantesco, porque atiende las necesidades de los pueblos aledaños. Ahí vimos las piñatas en forma de ELMO, el muñeco favorito de Angélica, y por eso nos hicimos tomar la foto.
Ahí también encontramos Pat y yo una gran variedad de chiles secos, especias para comida mexicana como epazote y otras yerbas, harina de maíz azul para atole, piloncillo, etc. Al preguntarle a la cajera de dónde venían los chiles, dijo que de Chimayó (entre Taos y Santa Fe) cuyo Santuario no deberíamos perdernos de visitar, cosa que hicimos en su momento. Se levantó en el siglo xix en el sitio de un manantial seco que los indios tewa consideraban sagrado: le adjudicaban a la tierra cualidades curativas, comiéndola. Dentro del santuario se conserva un recipiente con dicha tierra, que ya no se come... pero siguen considerando milagrosa los católicos que cada año hacen un gran peregrinaje. Los alrededores del Santuario están muy manicurados, a lo Disney.
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Por lo pronto, llenaré con palabras el vacío: la primera fue tomada en un mega-supermercado en CHAMA, NM, cerca de la frontera con Colorado y unas 85 millas al noroeste de Taos. Paramos ahí sin haberlo planeado, después de estar en Farmington y visitar el Parque Nacional del Cañón del Chaco, fascinante, con ruinas indias.
Bueno, Chama es una miniatura, al pie de las Rocallosas (había nieve todavía, por supuesto) y a orillas del río Chama. Su mayor atractivo es un tren de vapor que hace un recorrido turístico a partir de abril hasta Antonito, Colorado, por el Paso de las Cumbres, a una altura de poco más de 10 mil pies, pasando por montaña, cañones y desierto de altura. Por nuestra parte, al salir de ahí rumbo a Taos, alcanzamos una altura mayor en la montaña....
Si bien Chama sólo tiene mil habitantes, el supermercado es gigantesco, porque atiende las necesidades de los pueblos aledaños. Ahí vimos las piñatas en forma de ELMO, el muñeco favorito de Angélica, y por eso nos hicimos tomar la foto.
Ahí también encontramos Pat y yo una gran variedad de chiles secos, especias para comida mexicana como epazote y otras yerbas, harina de maíz azul para atole, piloncillo, etc. Al preguntarle a la cajera de dónde venían los chiles, dijo que de Chimayó (entre Taos y Santa Fe) cuyo Santuario no deberíamos perdernos de visitar, cosa que hicimos en su momento. Se levantó en el siglo xix en el sitio de un manantial seco que los indios tewa consideraban sagrado: le adjudicaban a la tierra cualidades curativas, comiéndola. Dentro del santuario se conserva un recipiente con dicha tierra, que ya no se come... pero siguen considerando milagrosa los católicos que cada año hacen un gran peregrinaje. Los alrededores del Santuario están muy manicurados, a lo Disney.
Otra sorpresa en Chimayó fue el restaurante de varias generaciones de la familia Jaramillo, con rica comida de Nuevo México. (ver entrada anterior)
La
tercera foto es también en Chama, en el terreno entre el Trails Inn
Motel, muy agradable, y el gran restaurante al otro lado de la
carretera: un verdadero Saloon del Oeste.
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La foto de enmedio fue tomada el último día en
Albuquerque, frente a otro Santuario: el de la Virgen de Guadalupe, al
que no pudimos entrar porque se estaba celebrando una misa de difuntos.
No dejó de sorprenderme la abundancia de imágenes 1) de la Virgen, 2) de
Frida Khalo, 3) de las calaveras mexicanas en todos los comercios de
Taos, Santa Fe y Albuquerque*. ¡Parece que hubieran ido a saquear los
mercados mexicanos! Hasta molcajetes se encontraban, además (en otro
negocio simpático de Abiquiú, donde no pudimos visitar la casa museo de
G. O´Keefe, por su horario limitado, se vendían utensilios de peltre
azul)....