El Zorro, que era cojo, caminaba apoyándose en el Gato; y el Gato, que era ciego, se dejaba guiar por el Zorro. Pinocho (1882-1883), de Carlo Collodi, florentino.
Su ojo pintado aplicado al mío
Su ala,
mi casco de Hermes.
¿Seré yo, posada en mí misma?
Presente en la ausencia.
Sólida en la transparencia
No la belleza deslumbrante, celestial de la Morpho
ni siquiera el contraste rojinegro,
y lo que encierra,
de la Monarca.
La Caligo, modesta y conspicua al mismo tiempo:
más lechuza que mariposa
más tierra que aire.
...
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