Saturday, April 5, 2014

Nuevo México, 2)

(Fotos...)

Por lo pronto, llenaré con palabras el vacío: la primera fue tomada en un mega-supermercado en CHAMA, NM, cerca de la frontera con Colorado y unas 85 millas al noroeste de Taos. Paramos ahí sin haberlo planeado, después de estar en Farmington y visitar el Parque Nacional del Cañón del Chaco, fascinante, con ruinas indias.
Bueno, Chama es una miniatura, al pie de las Rocallosas (había nieve todavía, por supuesto) y a orillas del río Chama. Su mayor atractivo es un tren de vapor que hace un recorrido turístico a partir de abril hasta Antonito, Colorado, por el Paso de las Cumbres, a una altura de poco más de 10 mil pies, pasando por montaña, cañones y desierto de altura. Por nuestra parte, al salir de ahí rumbo a Taos, alcanzamos una altura mayor en la montaña....
Si bien Chama sólo tiene mil habitantes, el supermercado es gigantesco, porque atiende las necesidades de los pueblos aledaños. Ahí vimos las piñatas en forma de ELMO, el muñeco favorito de Angélica, y por eso nos hicimos tomar la foto.
Ahí también encontramos Pat y yo una gran variedad de chiles secos, especias para comida mexicana como epazote y otras yerbas, harina de maíz azul para atole, piloncillo, etc. Al preguntarle a la cajera de dónde venían los chiles, dijo que de Chimayó  (entre Taos y Santa Fe) cuyo Santuario no deberíamos perdernos de visitar, cosa que hicimos en su momento. Se levantó en el siglo xix en el sitio de un manantial seco que los indios tewa consideraban sagrado: le adjudicaban a la tierra cualidades curativas, comiéndola. Dentro del santuario se conserva un recipiente con dicha tierra, que ya no se come... pero siguen considerando milagrosa los católicos que cada año hacen un gran peregrinaje. Los alrededores del Santuario están muy manicurados, a lo Disney.

Otra sorpresa en Chimayó fue el restaurante de varias generaciones de la familia Jaramillo, con rica comida de Nuevo México. (ver entrada anterior)

La tercera foto es también en Chama, en el terreno entre el Trails Inn Motel, muy agradable, y el gran restaurante al otro lado de la carretera: un verdadero Saloon del Oeste.
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La foto de enmedio fue tomada el último día en Albuquerque, frente a otro Santuario: el de la Virgen de Guadalupe, al que no pudimos entrar porque se estaba celebrando una misa de difuntos.
No dejó de sorprenderme la abundancia de imágenes 1) de la Virgen, 2) de Frida Khalo, 3) de las calaveras mexicanas en todos los comercios de Taos, Santa Fe y Albuquerque*. ¡Parece que hubieran ido a saquear los mercados mexicanos! Hasta molcajetes se encontraban, además (en otro negocio simpático de Abiquiú, donde no pudimos visitar la casa museo de G. O´Keefe, por su horario limitado, se vendían utensilios de peltre azul).
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Viaje al Suroeste de los EU--marzo de 2014


Itinerario

En Nuevo México:
Albuquerque… Acoma: ¨Ciudad del cielo¨, visita guiada: el Santuario , con retablo de madera pintada multicolor (una caracteristica de Nuevo México); un cristo impresionante, con la cabeza caída casi sobre las rodillas, el cabello largo cubriéndoselas.
De ahí a Gallup a la entrada de la Reserva de la Nación Navajo.

Arizona:
Subimos al Monumento Nacional del Cañón de Chelly (Chey en navajo, los españoles lo deformaron a Chelli, de ahí la grafía). Nuestra primer azoro: belleza natural del desierto de altura, y los monumentos son ruinas de los sucesivos residentes: los Pueblos, los Tejedores de Cestas, los Hopi y los Navajo.

Utah
De ahí a Mexican Hat (el peñasco de esa forma le da nombre al pueblo, que consiste al parecer en UNA calle, a orillas del río San Juan). Pernoctamos, desayunamos, y vamos a conocer  en el Valle de los Dioses, el Goosenecks State Park, que como su nomre lo indica es una formación de cañón serpentina que sólo se aprecia desde su boca.
Monument Valley. Natural Bridges Park. Four Corners Monument (a unos metros del punto en el que realmente hacen frontera los Estados de Arizona, Utah,  Colorado y Nuevo México.
La siguiente noche es en Blanding, idéntico a su nombre (los habitantes lo aceptaron a cambio de una biblioteca....).  Sin embargo, esta parada nos permite enterarnos de la existencia de un parque más, de dimensiones más reducidas, pero ruinas no menos interesantes: Hovenweep.
Huelga decir que cada día amanece con el cielo despejado y la temperatura, al principio fresca, va subiendo con el sol. Ya para mediodía lo disfrutamos en todo su esplendor, así como el aire limpio del desierto de altura.

Colorado
De ahí a Durango. para  poder dedicarle buena parte del día siguiente al espectacular  Parque Nacional de Mesa Verde, con el mayor número de ruinas arqueológicas de los Pueblos Ancestrales (también lamados Anazasi). Antes, paramos en Mancos, donde encontramos –otra gran sorpresa- : delicioso café en Farenheit Coffee Roasters., una sofisticada salita de té y café..
De Durango a Farmington, para recorrer las moderadas  ruinas de Aztec y Salmon, antes de bajar al Parque Histórico Nacional de la Cultura Chaco.

Nuevo México 
Por último, entrando en la última etapa de nuestro viaje: para no regresar a Farmington, cancelamos ahí una noche y reservamos una en Chama, NM, del que hablaré en otra sección..
Al llegar a Taos nos enteramos de que no podemos entrar a Pueblo, pues se celebran ahí ceremonias hasta después de Semana Santa. Taos mismo no nos parece muy interesante: o demasiado ¨bonito¨. Dormiremos a medio camino entre ésta y Santa Fe: en Española.
Sobre Chimayó, al pie de las majestuosas montañas Sangre de Cristo y en el Valle del Río Grande, copio parte de la nota que recogemos en Ranchos de Chimayó, el hotel con restaurante en el que cenamos muy a gusto:
¨En 1693, alentados por la Corona Española, los Jaramillo de la Nueva España se trasladaron a Chimayó –el Camino Real unía a la Ciudad de los Palacios ( México) con Santa Fe. Su hijo Roque vino como soldado. Pronto, la prole de Roque Jaramillo y su mujer, Petrona de Cárdenas, se extendió por todo el norte de Nuevo México. Manuel, hijo de Roque, adquirió tierras en la Cañada de Chimayó a principios del siglo xviii.
En 1965, uno de sus tataranietos abrió el Restaurante Rancho de Chimayó...¨
Conocimos a nuevo mexicanos que se dicen descendientes directos de los españoles que llegaron a estas tierras en el siglo xvii. Y a otros descendientes de mexicanos (es decir, mestizos, como todos los latinoamericanos). Unos y otros, al mencionarles yo que era mexicana, me revelaban con fervor que habían ido o querían ir a la Basílica de Guadalupe ...
Doy la palabra a Carlos Fuentes, quien escribió esta reseña que me parece que viene muy a cuento con mi reciente viaje.
¨A veces, los Estados Unidos se presentan como el país sin pasado, recién nacido, con oportunidades para todos. A veces, las oportunidades les son negadas a los recién llegados: alemanes anteayer, irlandeses e italianos ayer, mexicanos hoy. Los mexicanos somos un problema particular porque estuvimos aquí antes que ellos. Los nombres del Sudoeste -San Francisco, Los Angeles, San Antonio- dan fe. Así, resulta llamativo que norteamericanos de raza blanca rechacen a los "latinos", que en muchas ocasiones llegaron antes que los anglosajones. En cuanto a los ciudadanos de origen africano, el pudor exige un cierto silencio que el gran payaso, Donald Trump, insiste en romper alegando que Obama -como otros "gringos" creen- no nació en los Estados Unidos, pese a la contundente prueba del registro civil de Hawai.
Invoco lo anterior para referirme a dos espectáculos actuales que nos remiten al pasado de los Estados Unidos. Uno es una comedia musical, género que los compositores "modernos" rescataron de la vieja comedia musical europea, ejemplificada por Franz Lehar en Europa y Victor Herbert en Norteamérica. Esa tradición la rechazaron explícitamente e introdujeron los nuevos ritmos (jazz, spirituals , sonidos urbanos, melodías irónicas, Charleston). La temática cambió también y una buena muestra de eso es la obra de Cole Porter Anything Goes (Todo vale), que en su título lleva su intención y ahora en la escena de Nueva York. Porter fue parte de una cultura transatlántica bien representada por escritores como Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Henry Miller y, desde luego, Gertrude Stein, para no hablar de Josephine Baker y su calzón de plátanos, la cabaretera Bricktop y, al cabo, los afroamericanos que huyeron del macartismo, como Richard Wright.
En Anything Goes , escrita en 1934, Porter sitúa la obra en un transatlántico que navega de Nueva York a Europa con un reparto que incluye a un millonario miope, un gangster disfrazado de misionero, una dueña de cabaret que atrapa a un aristócrata inglés, una madre arruinada empeñada en casar a la hija con un millonario y un joven polizón pobre y guapo que conquista a la muchacha. El argumento transcurre entre inolvidables canciones y bailes empeñados en decir: somos jóvenes, somos nuevos, el tiempo es nuestro, el tiempo también es nuevo y es joven. La contagiosa música deja atrás para siempre la opereta vienesa y le da una inmensa carta de crédito a la modernidad norteamericana, en una era de depresión económica: los años 30, años también de Fred Astaire y Ginger Rogers. La modernidad vencería la crisis con comedia, canción y baile.
Que esa modernidad tenía un pasado nos lo recuerda la bella y extraña película de Kelly Reichardt Meek's Cutoff , la historia de tres familias que viajan en caravana ( covered wagons ) por la llanura del Norte rumbo a la promesa de Oregon y el Pacífico, en 1850. Las exigencias formales de la directora Reichardt son muchas. Amanecer, mediodía, atardecer y noche lo son sin disimulo. Las horas del día varían de acuerdo con el sol, las nubes, la lluvia, el calor. Las de la noche son tan oscuras e impenetrables como la noche misma. Reichardt no evade la realidad de las horas y el temor del aire libre, asociado a la calamidad imprevisible del viaje.
Además de los horarios noche-día, la directora le da un tiempo, insólito en el cine, al trabajo, sobre todo al trabajo de las mujeres que cosen, cocinan, crían niños, atienden a los animales y, llegado el caso, defienden con coraje a la tribu. Porque ésta es guiada por un hombre, Meek, que dice conocer el camino que lleva al mar; un hombre simpático, seductor, hablador, un guía en el que las familias de pioneros ponen su confianza.
Una confianza que no merece. El grupo pierde el rumbo, y cuando los pioneros capturan a un indio, lo amarran y lo temen, Meek acaso engaña y quiere matar al indio. Allí interviene la protagonista, la actriz Michelle Williams (desprovista de maquillaje), que se enfrenta a Meek y le salva la vida al indio. Este, al fin, señala el camino correcto para cruzar la montaña y llegar al mar.
Fábulas de destiempos muy diferentes -1850 y la Conquista del Oeste, 1934 y la conquista del mundo-, Meek's Cutoff y Anything Goes nos recuerdan hasta qué grado los Estados Unidos son producto -¿no lo somos todos?- de su historia y cómo ésta, por remota, escondida y hasta olvidada que sea, alimenta nuestro presente. Los Estados Unidos tienden a olvidar, pero celebrando. América Latina tiende a recordar a fin de no celebrar, quizá para celebrar a veces y criticar siempre. Después de todo, como escribió William Faulkner, el pasado ocurre hoy.¨
© El Pais

Friday, January 17, 2014

A orillas del Ganges

Un cielo azul tinta
y la luz de Venus
presiden
las ceremonias a lo largo del Ganges

A la Madre generosa y abundante
de un lado se le ofrecen fuego
y cenizas
del otro fuego y cantos
Sobre el agua casi invisible
van flotando
las ofrendas de velas encendidas
y petalos color naranja.
...
Nada macabro o siniestro
en esta ceremonia
de devolver al rio
los seres de la tierra
 transformados por el fuego

Ultimo adios
mortaja blanca o roja
en el humo con olor a sandalo.
...